Muchos aspectos de la vida están más interconectados de lo que parece, como las matemáticas y tomar mejores decisiones.
La función de utilidad nos enseñará cómo tomar decisiones óptimas para conseguir mejores resultados con menos coste y esfuerzo para nosotros. Es algo que utilizo continuamente en muchos aspectos de mi vida como el consumo, el trabajo, la salud o las finanzas personales.
Te cuento de qué se trata en este recurso y cómo te puede ayudar a tomar mejores decisiones con tu dinero y con otros aspectos de tu vida.
La función de utilidad para tomar mejores decisiones
En mi trabajo como investigador tenía que poner en relación la calidad de experiencia de un usuario al ver un video (Como puede ser YouTube o Netflix) con la cantidad de recursos que consume, para optimizar la toma de decisiones.
Cuando das servicio a muchos usuarios y no puedes darle la calidad óptima a todos, tienes que buscar la mejor solución para tener la mejor calidad de experiencia en conjunto.
Pero, ¿Cómo se hace? ¿Es mejor que muchos usuarios disfruten de una gran calidad sacrificando a unos pocos usuarios a los que se les pausará el video? ¿Es mejor bajar la calidad de todos y que ninguno esté cien por cien contento pero todos puedan ver el video?
Para resolver este problema usé la función de utilidad, un concepto intuitivo y que sirve para muchos ámbitos de la vida para tomar mejores decisiones.
La función de utilidad pone en relación dos valores, uno que indica la utilidad y otro la cantidad/coste.
Por seguir el ejemplo de los videos, se pondrían en relación la resolución de pantalla (Utilidad, cuanto mayor sea mejor) y el coste de enviar contenido en esa resolución (Cantidad, queremos que sea la menor posible)
La utilidad crece con cantidad, pero no de forma lineal, es decir, al principio cuando aumenta un poco la cantidad, la utilidad aumenta mucho.
Al final es al contrario, cuando aumenta la cantidad, la utilidad apenas aumenta.
Siguiendo el ejemplo de los videos, aumentar la calidad de 144p (Calidad muy baja) a FHD (Calidad estándar en televisiones y móviles) no cuesta mucho y el salto de utilidad es muy grande.
El usuario que tenga que ver videos con calidad 144p estará muy disgustado, en cambio, si le subimos a calidad FHD estará bastante satisfecho con el servicio.
En cambio, pasar de 4K a 8K, resoluciones muy grandes, tiene un coste altísimo y la utilidad no es tan grande, para el usuario no será tan notoria la diferencia.
El usuario en este caso ya disfrutaba de una altísima calidad, 4K, al subirle a una calidad superior, 8K, su grado de satisfacción apenas ha aumentado pero el coste ha sido muy grande.
Esta misma lógica se puede usar en muchos ámbitos de nuestra vida para tomar mejores decisiones.
Como aplicar la función de utilidad a tu vida diaria
La utilidad suele ser decreciente conforme aumenta la cantidad o coste en muchos ámbitos de la vida, te diría que en la mayoría.
Prácticamente en cualquier decisión de nuestra vida diaria podemos aplicar la fórmula de la utilidad para tomar mejores decisiones. Voy a ejemplificarlo en varias categorías:
Tomar mejores decisiones en el consumo
A la hora de comprar nos podemos encontrar la famosa relación calidad-precio, que sigue una función de utilidad.
Se ve bastante claro con el vino. Entre un vino de 1€ y un vino de 10€ vas a notar bastante la diferencia, pero entre un vino de 10€ y uno de 100€, la diferencia no es diez veces más, pero sí lo es su precio.
Al comprarse un móvil, por ejemplo, con un gama media basta para la mayoría de personas: Vas a tener una gran experiencia de uso por un precio razonable.
Si nos vamos a gamas más altas el precio se dispara por características que puede que no les demos apenas uso, es decir, apenas ha aumentado la utilidad cuando ha aumentado mucho la cantidad (Medida en euros).
Tomar mejores decisiones en el trabajo
En la elección del trabajo se suele presentar a menudo la disyuntiva de «Trabajo muy estresante pero muy bien pagado» vs. «Trabajo relajado pero muy mal pagado».
No hay que irse a esos extremos.
De nada sirve tener un trabajo muy bien pagado si no tienes tiempo para disfrutar el dinero que ganas y te está quitando calidad de vida.
Pero tampoco sirve de mucho tener un trabajo muy relajado si te aburre al no tener retos y tienes que hacer malabarismos con el dinero para llegar a final de mes.
Según el punto de tu carrera te convendrá estar en un punto de la función de la utilidad u otro, aunque nunca en los extremos.
Tomar mejores decisiones en la salud
En los entrenamientos de gimnasio, más no tiene por qué ser mejor. En nuestra función de utilidad la cantidad va ligada al número de horas entrenando y la utilidad al resultado que obtenemos. Y no siempre entrenar más horas hace que obtengas un mayor resultado.
Esto se debe al sobre-entrenamiento, que hace que rindamos peor y consigamos incluso menores ganancias de músculo cuando entrenamos mucho más tiempo del que debemos.
Por ejemplo, para una persona delgada iniciándose en el gimnasio con 45 minutos o 1 hora es más que suficiente. En ese punto es donde más ganancias musculares encontrará.
Si entrena demasiado poco, un cuarto de hora por ejemplo, las ganancias serán muy pocas, aunque mayores que si no entrenase.
Tomar mejores decisiones en las finanzas personales
En las finanzas personales también tiene cabida la función de utilidad, por ejemplo, al elegir un producto de inversión.
¿Para qué gastar horas y horas analizando empresas para invertir en ellas si con los fondos indexados puedes conseguir grandes resultados con un tiempo mínimo?
Habrá gente que lo haga por hobby ya que dispone de más tiempo para dedicárselo o por intentar rascar más puntos de rentabilidad, pero desde luego a mi no me merece la pena.
Puedo obtener muy buenas rentabilidades (Utilidad) con un coste muy pequeño (Tiempo dedicado, pero también se aplica a las comisiones)
Conclusión
La función de utilidad nos ayuda a tomar mejores decisiones en diversos ámbitos de nuestra vida, el punto óptimo en la mayoría de casos no se suele encontrar en los extremos sino en un punto intermedio.
Para usar la función de utilidad tienes que pensar en dos variables: Utilidad (Beneficio que sacas, rendimiento…) y cantidad (Horas dedicadas, coste económico…)
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