El test de marshmallow (the marshmallow experiment), también conocido como prueba del malvavisco fue un experimento psicológico que se hizo en los años 60 y 70 con niños. Los resultados le sorprendieron al propio autor del experimento y los podemos aplicar a muchas áreas de la vida.
Walter Mischel fue un psicólogo austriaco que destacó por sus estudios sobre la personalidad. Él es el creador del famoso Stanford marshmallow experiment o test de marshmallow.
En este experimento ponían a niños de entre 3 años y 6 años en frente de una golosina (malvavisco/nube) Al niño le decían lo siguiente: Puedes comerte la golosina ahora o puedes esperar 10 minutos y te daré otra golosina extra.
Este experimento tenía como objetivo estudiar el autocontrol y la gratificación retrasada, es decir, la mentalidad largoplacista.
En este recurso ya te hablé de qué es la mentalidad largoplacista y cómo lo puedes aplicar en tu vida.
Los resultados del test de marshamallow sorprendieron al propio Walter.
Y es que, años después, los niños que tuvieron autocontrol y esperaron los 10 minutos, tendían a ser más exitosos (mejores notas y en mejor forma física) y los niños que no tuvieron autocontrol, tenían niveles más altos de obesidad, peor rendimiento académico y menos autoestima.
Además, había correlación con la riqueza. Los niños criados en ambientes más pobres tenían más dificultades para posponer la satisfacción, en cambio los niños con mayores ingresos tendían a esperar para obtener una golosina extra.
La relación entre la riqueza de una sociedad (o un individuo) y su manejo del tiempo (autocontrol, preferencia temporal) lo explica Miguel Anxo Bastos en esta conferencia de manera extraordinaria, muy recomendada.
La preferencia temporal determina toda nuestra vida. Así de sencillo.
Quien es cortoplacista pensará que ahorrar es una tontería, que se merece atiborrarse a comida basura hoy y que sacrificarse hoy por un futuro mejor es de bobos.
En cambio, el largoplacista ahorra e invierte, come bien, entrena y dedica tiempo a sus proyectos para estar mejor el día de mañana. Como bien nos enseña nuestra experiencia y el test de marshmallow.
Evidentemente, estos son los extremos y la mayoría de la gente está en algún punto entre los dos extremos.
Yo estoy convencido de que los efectos del largo plazo se notan más pronto de lo que pensamos.
Si tú empiezas a correr hoy y estás en baja forma, perder esos kilos de más te va a llevar largos meses, sí. Pero es que ya estás obteniendo otros beneficios: segregación de endorfinas, confianza, mentalidad de superación, mejor autoestima…
Y aunque no te des cuenta, eso te está afectando positivamente en tu trabajo y en tus relaciones personales, por ejemplo. Aún no has perdido esos kilos, pero los beneficios del largo plazo están presentes desde el primer momento.
Para ahorrar e invertir igual. Puede que acumular un gran patrimonio te lleve 20 largos años.
Pero preparar tu colchón de emergencia quizás te ha llevado 6 meses, y te aseguro que no se duerme igual sabiendo que un despido te deja arruinado que teniendo cubiertos los gastos de 12 meses aunque venga una mala racha.
La preferencia temporal tiene un gran impacto en nuestras vidas. Y yo lo tengo claro: la gente que piensa en el futuro, en el largo plazo, que sabe posponer un poquito de satisfacción hoy para obtener mucha más mañana, es la que domina el juego.
En todos los aspectos. Ya se ha demostrado con el test de marshmallow.
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