En esta formación de texto, video y audio, aprenderás todo lo que tienes que saber sobre finanzas personales e inversión para que el dinero no sea nunca más un problema. Desde cero. Para ti.
Cuando lo acabes (te llevará unas 10-15 horas), habrás puesto tus finanzas personales en orden y estarás invirtiendo para crear una vida con más libertad.
Acceder ahora«Los ejercicios me gustaron mucho, muy prácticos y explicados paso a paso. El orden hace que sientas que vas empezando a controlar tus finanzas y, aunque partía de cero, al final del Manual ya estaba invirtiendo mi dinero. Lo recomiendo.» — Julio R., alumno del Manual
Tu patrimonio financiero (lo que tienes en la cuenta corriente, tus inversiones y tus inmuebles) es tan sólo uno de los cuatro tipos de riqueza que existe.
Mucha gente descubre demasiado tarde en su vida que se ha enfocado únicamente en acumular un tipo de riqueza y ha descuidado por completo los otros tres, arrepintiéndose del tiempo y las oportunidades perdidas.
Pero a partir de hoy eso no te va a pasar a ti.
James Hughes es un asesor patrimonial para familias de (muy) grandes patrimonios de mucho éxito. Se dedica a aconsejar cómo se puede preservar y transmitir la riqueza de una familia de unas generaciones a otras.
Él clasifica la riqueza (aunque yo prefiero hablar de patrimonio), entendiéndola como el conjunto de recursos que tenemos para a partir de ellos, conseguir satisfacer nuestras necesidades, en cuatro tipos:
Patrimonio humano:
Nuestro patrimonio humano es lo que hacemos y tenemos para obtener bienestar físico y emocional. Es la parte más esencial del ser humano.
Entra dentro del patrimonio humano cosas como:
- Descubrir el sentido de nuestra vida y nuestra vocación.
- Tener un soporte emocional efectivo con relaciones que hayamos construido con nuestra familia y nuestro entorno.
- Nuestra salud física y mental.
Aunque ayude, no necesitas tener mucho dinero para tener un gran patrimonio humano.
Sí que requiere mucha reflexión interna para llevarnos bien con esa voz interior que tenemos (¡importantísimo!) y de una gran inteligencia emocional e interpersonal para saber conectar con personas afines a ti.
Y, sobre todo, saber priorizar.
Una persona con un gran patrimonio humano prioriza su salud mental a quedar bien con los demás. Prioriza una buena alimentación, aunque le lleve más tiempo y sea menos cómodo (comer bien no tiene por qué ser más caro). Prioriza buscar un sentido a su vida -aunque sea más cómodo no hacerse preguntas difíciles- y no vivir en piloto automático, haciendo lo que los demás hacen «porque es lo que toca».
El patrimonio humano es el más importante de los cuatro. Los demás están a su servicio.
Patrimonio financiero:
El patrimonio financiero es el dinero que tienes en la cuenta corriente, en tus inversiones y en tus inmuebles.
La versiones más reduccionistas de la riqueza piensan que sólo existe el patrimonio financiero, pero como estamos viendo no es así.
Quien no sabe usar patrimonio financiero como soporte para aumentar los otros tipos de patrimonio, acaba siendo una persona infeliz. La cantidad de gente con un gran patrimonio financiero que se siente profundamente desgraciada es enorme.
Patrimonio intelectual:
Tu patrimonio intelectual comprende tu conocimiento, tus habilidades y tus hábitos.
Tanto las llamadas hard skills (programación, copywriting, idiomas…) como soft skills (disciplina, organización, liderazgo…). Conocimiento teórico y práctico. Capacitaciones físicas y mentales que te permiten ganarte la vida mejor y disfrutar de tu tiempo de ocio.
La educación financiera forma parte de tu patrimonio intelectual: saber cómo generar dinero, cómo preservarlo y cómo invertirlo adecuadamente según tus circunstancias personales.
También entra aquí tus gustos culturales, eso que te hace venirte arriba y mover la cabeza cuando escuchas una canción de Dover o disfrutar en tu sillón de un buen vino y un buen queso mientras escuchas el Concierto de Brandemburgo nº3 en Sol mayor de Bach. O de una pizza mientras ves algo en Netflix, que tampoco somos aristócratas del siglo XVIII.
De este tipo de patrimonio (aunque lo mezclaba también con el patrimonio humano) ya hablamos con detalle hace unos meses. Le puedes echar un vistazo a ese recurso si quieres profundizar más.
Patrimonio social:
El cuarto tipo de patrimonio es tu patrimonio social.
Es el conjunto de tus relaciones: familia, amistades, contactos, conocidos, comunidad… Desde el vecino del segundo hasta esa persona que tienes en LinkedIn que trabaja en el mismo campo que tú, y aunque no sois amigos íntimos si sale una vacante interesante que podía interesar al otro, la compartís.
Lo principal de tu patrimonio social es que satisface tus necesidades de socialización. Estés donde estés en el espectro de la extroversión-introversión, necesitas tu dosis de relacionarte con más personas.
Además, ¡cuantas oportunidades surgen en la vida sin buscarlas, en una conversación casual con otra persona de tu entorno!
- Te enteras de un piso que se queda libre en la zona que te gusta…
- Te invitan a un partido de baloncesto y acabas formando parte del grupo y jugando todos los sábados…
- Alguien que conociste en twitter te pasa un cliente porque no puede darle servicio y acabas facturando miles de euros a lo largo de los años…
El patrimonio social es un pilar fundamental de nuestra vida y que es capaz de abrir puertas que no sabías ni que existían.
Construir tu patrimonio depende de ti
Con este recurso quiero que veas que el patrimonio financiero es tan sólo uno de los cuatro tipos de patrimonio que existe, y ni siquiera es el más importante.
Te animo a que valores tu patrimonio humano, financiero, intelectual y social. ¿Hay algún tipo en el que cojees más? ¿Qué medidas concretas podrías llevar a cabo para mejorar tu patrimonio en cada tipo?
La semana pasada te hablaba de que hice una mini gala de premios para mis amigos, un recuerdo para toda la vida. No siempre es posible hacerlo, pero esto es un ejemplo de cómo aumentar el patrimonio humano usando patrimonio financiero.
Personalmente, he tenido un largo recorrido descubriendo qué priorizar en mi vida. No siempre he priorizado lo correcto, a veces he descuidado un tipo de patrimonio por enfocarme en otro. Pero eso sólo se puede saber a posteriori.
El camino que he recorrido es el que me ha llevado a ser quién soy y si pudiese volver atrás, no lo cambiaría. Quizás tu también has pasado por algo parecido.
Por ejemplo, de los 17 hasta los 23, prioricé bastante mi educación (patrimonio intelectual), descuidando mi salud mental y, en menor grado, la física (patrimonio humano).
A partir de los 23 y coincidiendo con mi llegada a Austria, me he enfocado en mejorar mi patrimonio humano y social, que eran los tipos de patrimonio que más cojeaban.
El patrimonio humano es el más importante que tenemos. Y, mientras que el patrimonio financiero va y viene más rápidamente, el patrimonio humano tienes que construirlo tú, desde cero y dando pequeños pasos.
Salvo casos extremos y excepcionales, la mayoría de nosotros tenemos el mismo punto de partida en el patrimonio humano. Las desigualdades que se pueden dar en el patrimonio financiero no están tan acentuadas en el patrimonio humano.
Y eso es una gran noticia.
Significa que construir un gran patrimonio humano depende 100% de ti.
Mejorar tu patrimonio humano, financiero, intelectual y social no es un camino sencillo. Pero estoy seguro de que es un camino que merece la pena recorrer, ¿Estás de acuerdo?
Cada domingo envío un email con ideas y recursos potentes para que aprendas a manejar tus finanzas e invertir.