Cuando escuché el término “mentalidad de abundancia” me sonó al típico concepto de libros de autoayuda de cuestionable calidad. Aquellos que te dicen que si deseas algo muy fuerte el universo te lo dará por arte de magia.
Pero profundizando más en este concepto he encontrado enfoques muy interesantes que estoy seguro que encontrarás útiles para mejorar tu mentalidad con el dinero (¡y en más ámbitos!) y que quiero compartir contigo.
Recursos limitados frente a oportunidades infinitas
Una mentalidad de escasez ve los recursos de los que puede disponer como un número reducido mientras que una mentalidad de abundancia cree que hay recursos infinitos para todos.
Es decir, la mentalidad de escasez piensa que la tarta a repartir es limitada, por lo que cuanta más cantidad tengan otros, menos cantidad tendré yo. Así piensa alguien con mentalidad de escasez:
- Los ascensos en mi empresa son limitados. Si alguien asciende, es una oportunidad menos para mí, por lo que haré lo posible para que otros no asciendan, ya que si les ascienden eso me perjudica.
- La riqueza mundial es limitada. Para que alguien gane, otro tiene que perder, por lo que el foco únicamente debe de estar en repartir lo que ya hay.
- En definitiva, si alguien gana, significa que yo pierdo.
En cambio, el enfoque de una mentalidad de abundancia es muy diferente puesto que ve los recursos como infinitos:
- Si a un compañero de trabajo le va bien no limita mis oportunidades: la empresa crece y se pueden crear más puestos de trabajo que me interesen.
- La riqueza mundial ha crecido exponencialmente desde la adopción del sistema capitalista. El foco debe estar en favorecer la creación de más riqueza para todos.
- En definitiva, si alguien gana, yo me alegro porque sé que eso no limita mi propio éxito.

La envidia sólo puede existir en la cabeza de las personas que tienen una mentalidad de escasez, no en las que tienen una mentalidad de abundancia.
Y la envidia perjudica gravemente a tus finanzas personales (gastando más dinero de forma innecesaria para aparentar tener más que otros), a tu trabajo (perjudicar a otros compañeros) o a tus relaciones (alegrarte de las desgracias ajenas porque vives por comparación: “si a ellos le va mal, significa que yo estoy mejor”).
A mi juicio, la envidia nace de la ignorancia. Por dos motivos principalmente:
- Las oportunidades (laborales, económicas, de relaciones y de cualquier tipo) son dinámicas y se pueden crear. Potencialmente son infinitas, no finitas.
- La comparación funciona al revés de como creen los envidiosos: “si a mi entorno le va mal, yo estoy por encima ergo estoy mejor”. Salvo en casos muy específicos, que a alguien de tu entorno le vaya mal tiene correlación negativa con que a ti te vaya bien.
Me extiendo algo más en este último punto: Alcanzar el éxito (sea lo que sea para ti) es más sencillo si tu entorno (amigos, compañeros de trabajo, familia…) también tiene éxito.
Lo más probable es que tengas mejores conversaciones con ellos, que te presenten a contactos más interesantes, que te inviten a eventos, que sean más generosos contigo, que vuestra relación sea más profunda y fructífera etc.
Desde el punto de vista racional, a nadie le interesa tener amigos con menos éxito que ellos, aunque muchos así lo deseen internamente porque viven por comparación.
Me recuerda a aquella frase que dice: “Si eres la persona más inteligente de la sala, entonces estás en la sala equivocada”.
Mi experiencia: de la escasez a la abundancia
Te confieso que durante mis primeros 21 años de existencia tuve una mentalidad de escasez en el aspecto económico.
Cuando iba a un restaurante me pedía algo barato del menú. Rara vez vivía experiencias nuevas. Tampoco hice grandes viajes y a esa edad tan sólo había visitado Londres fuera de España.
En parte esto fue porque vivía del dinero de mis padres y no me sentía cómodo gastándolo.
Pero cuando gané mi primer salario, eso empezó a cambiar. Te mentiría si dijese que un día me pasó un suceso increíble y mi mentalidad viró de la noche a la mañana. Al contrario, ha sido un proceso lento, nacido de la lectura y comprensión sobre cómo podemos usar nuestro dinero para crear una vida que disfrutemos vivir.
Aprendí a gastar mejor (que es diferente de derrochar). Comencé a invertir, tanto financieramente como invertir en mí mismo. Empecé a ver el dinero como una herramienta más y a enfocarme en las oportunidades que me puede proporcionar.
Oportunidades como la de dedicarme al proyecto de Una Vida ideal y que puedas leer este recurso. O como las de probar comidas nuevas siempre que se me presente la ocasión. O la de vivir fuera de España y conocer gente interesante de todos los continentes.
Hasta cambiaron radicalmente mis opiniones políticas cuando entendí que la riqueza mundial no es estática y limitada, sino que es creciente y ha ido aumentando enormemente a lo largo de los dos últimos siglos.
Tener una mentalidad de abundancia me ha ayudado a descubrir nuevas posibilidades laborales que nunca me había planteado, vivir nuevas experiencias y empezar a crear un patrimonio que me dé más libertad.
¿Cómo puede ayudar la mentalidad de abundancia a tus finanzas personales?
La mentalidad de escasez se centra únicamente en ahorrar y recortar gastos. Y aunque esto está bien para gente que derrocha su dinero en cosas innecesarias, tiene un límite: llegados a cierto punto, no puedes recortar sin que tu calidad de vida empeore.
La única manera de mejorar tus finanzas con una mentalidad de escasez pasa por vivir peor. Además, es frustrante ver cómo ese ahorro que tanto te ha costado conseguir se lo va comiendo la inflación.
En cambio, la mentalidad de abundancia se centra en el largo plazo, en las oportunidades y ser optimistas respecto al futuro. Es una mentalidad inversora.
Eso no quiere decir que no cuide sus gastos (por ejemplo, invirtiendo en fondos indexados de bajas comisiones), sino que se centra más en aumentar los ingresos y hacer que el patrimonio vaya creciendo a buen ritmo.
Además, con una mentalidad de abundancia, entiendes que tus posibles fuentes de ingresos no están limitadas, sino que es un mercado dinámico:
- Que asciendan a un compañero en tu trabajo no influye negativamente en tus futuros ascensos.
- Si tu empresa está de capa caída no es el fin del mundo, hay otras empresas en las que harías un gran papel.
- Reinventarse aprendiendo nuevas habilidades es más accesible que nunca hoy en día: programación, copywriting, machine learning, big data… Hay muchas habilidades bien pagadas en las que te puedes formar.
- Montar un negocio por internet tiene costes mucho más bajos que un negocio físico.
Y no se trata de ser unos optimistas ingenuos, sino de ser conscientes de las posibilidades y opciones que tenemos a nuestra disposición para luego tomar mejores decisiones.
Donde la escasez ve límites, la abundancia ve oportunidades.