En esta formación de texto, video y audio, aprenderás todo lo que tienes que saber sobre finanzas personales e inversión para que el dinero no sea nunca más un problema. Desde cero. Para ti.
Cuando lo acabes (te llevará unas 10-15 horas), habrás puesto tus finanzas personales en orden y estarás invirtiendo para crear una vida con más libertad.
Acceder ahora«Los ejercicios me gustaron mucho, muy prácticos y explicados paso a paso. El orden hace que sientas que vas empezando a controlar tus finanzas y, aunque partía de cero, al final del Manual ya estaba invirtiendo mi dinero. Lo recomiendo.» — Julio R., alumno del Manual
Te voy a contar una idea muy potente que deberíamos interiorizar todos pero que la sociedad, la televisión, tu cuñado y todo lo que nos rodea se empeña en llevar la contraria.
Pero se equivocan.
Cómo el más pobre puede acabar siendo el más rico
Santiago es un currito, como tú o como yo.
Conduce su fiat bravo, se va a las canarias de vacaciones y ve algo en Netflix con su mujer después de cenar.
Es informático y ha ido ascendiendo puestos, moviéndose entre empresas. Con los años ha llegado a un muy buen sueldo que le da de sobra para cubrir todos sus gastos.
Su hermano Gonzalo está forrado de pasta. Montó una empresa y le fue bien. Qué coño bien, le fue de puta madre.
Tuvo que trabajar durísimo durante unos años, pero el sacrificio dio sus frutos y ahora, al igual que su hermano Santiago, no pasa apuros económicos.
Pero hay una diferencia fundamental entre los dos.
Una diferencia radical en la manera de afrontar la vida, aunque ambos tengan una posición económica parecida.
Una diferencia que marca tu bienestar desde que cobras tu primera nómina hasta que mueres.
El primer año que Gonzalo, el empresario, facturó 100.000€ se compró un Mustang. Quería renovar su antiguo coche porque el socio de la empresa tenía un Mercedes. Y Gonzalo no podía ser menos.
El Mustang hizo efecto Diderot, y ahora el piso de Gonzalo no le parecía acorde a su status. Como era época de vacas gordas se mudó a un loft del centro, empezó a vestir ropa cara y a llevar un tren de vida de lujo.
Coche de 60.000€, pero 0€ en acciones o fondos.
Yo no soy nadie para juzgar a Gonzalo, él ha ganado su dinero y se lo gasta como le da la gana. Bien por él. Pero yo desde luego que no lo gastaría así.
Si la empresa empieza a dar menos beneficios, a Gonzalo le tocará vender el Mustang por algo que consuma menos combustible (que al precio que está…).
Si quiebra la empresa, el tren de vida de Gonzalo descarrila y vuelta a la casilla de salida. En definitiva, vida de lujo, pero como deje de pedalear por un segundo todo se viene abajo.
Santiago, en cambio, no buscó la felicidad en las apariencias, como un coche o ropa cara. La busco en tener más experiencias que a él le llenaban y le hacían feliz, como visitar sitios patrimonio de la humanidad junto con su familia. Gastaba y disfrutaba gran parte de su sueldo, y otra parte lo invertía en fondos indexados.
Tenía un coche de 12.000€, y tras una década invirtiendo en fondos y crowdlending alcanzó los 200.000€ de patrimonio.
Santiago tiene una seguridad financiera sólida para hacer frente a cualquier contratiempo: despidos, averías, derramas, pensión para cuando sea mayor… Incluso puede tomarse unos años sin trabajar si lo necesita.
No se puede decir lo mismo de Gonzalo, que un pequeño contratiempo puede tumbar sus finanzas, además de que su jubilación no depende de él, sino de un agente externo como es el estado.
¿Quién de los dos hermanos crees que tiene más libertad?
Sólo viendo el cochazo, el 99% de la gente te diría que Gonzalo.
Yo tengo una opinión diferente. Quizás tú también.
La ecuación está incompleta: Más dinero no es más libertad
Las diferencias entre Gonzalo y Santiago son enormes. Incluso a pesar de haberse criado en la misma casa:
- Gonzalo cae en juegos de estatus social y derrocha su dinero quedando totalmente desprotegido ante un futuro incierto.
- Santiago disfruta de su presente ahorrando para su futuro. Sabe que no quiere depender de su empresa actual no le despida, o peor aún, depender de que las pensiones públicas de reparto (ya sabemos que no son sostenibles).
Y esa gran diferencia es fruto de una formación en educación financiera que adquirió Santiago años atrás.
Una formación que no es especialmente larga ni costosa (como lo es la educación tradicional), pero que tiene un impacto en nuestra vida incalculable.
Más dinero no implica mayor libertad. Para que más dinero de más libertad necesita obligatoriamente de educación financiera. Ahora sí está la ecuación completa.
Sólo hay que ver cómo la mayoría de los ganadores de lotería acaban arruinados a los pocos años: Su falta de educación financiera les llevó a endeudarse y a adquirir sólo pasivos y no activos, a pesar de tener mucho dinero.
Tener dinero no significa tener educación financiera, aunque si tienes educación financiera tarde o temprano acabarás teniendo dinero.
De la manera que yo lo veo, la educación financiera es mucho más que ganar pasta o saber cómo ahorrar más.
Es saber cómo usar el dinero para sacarle el máximo partido según tus circunstancias personales, que son diferentes de las de tu vecino o del influencer de turno.
Es tener una mentalidad largoplacista.
Es maximizar tu bienestar, presente y futuro, por cada euro que gastas.
Al final somos unos pocos los frikis financieros los que estamos aquí, hablando sobre dinero, sin tabúes. Hormiguitas ahorradoras que no estamos de acuerdo con la mayoría de personas con mentalidad de cigarra.
Pero aunque seamos unos pocos, sabemos que la educación financiera tiene un poder enorme de transformar nuestra vida.
Sabemos que el buen manejo del dinero, el largoplacismo, el ahorro y la inversión lo cambia todo. Y el tiempo siempre nos acaba dando la razón.
Cada domingo envío un email con ideas y recursos potentes para que aprendas a manejar tus finanzas e invertir.