En esta formación de texto, video y audio, aprenderás todo lo que tienes que saber sobre finanzas personales e inversión para que el dinero no sea nunca más un problema. Desde cero. Para ti.
Cuando lo acabes (te llevará unas 10-15 horas), habrás puesto tus finanzas personales en orden y estarás invirtiendo para crear una vida con más libertad.
Acceder ahora«Los ejercicios me gustaron mucho, muy prácticos y explicados paso a paso. El orden hace que sientas que vas empezando a controlar tus finanzas y, aunque partía de cero, al final del Manual ya estaba invirtiendo mi dinero. Lo recomiendo.» — Julio R., alumno del Manual
Hoy vamos a hablar del consumismo extremo en el que vivimos inmersos, que nos quita no sólo dinero del bolsillo, sino también paz mental.
Esta edición viene cargada de prácticas que puedes aplicar a tu vida diaria, seguro que te será de utilidad.
Confundimos necesidad con deseo
Estamos poseídos.
No por el demonio, sino por nuestras posesiones materiales.
Es de lo más paradójico, pero es así: nuestras posesiones nos poseen.
Hemos pasado de tener lo justo a tener de sobra en un par de generaciones.
Piénsalo por un momento, tus abuelos (si fueron afortunados) se criaron con un par de juguetes de madera o chapa que si se rompían se tenían que reparar.
Hoy en día los niños tienen tantos juguetes que falta espacio en la casa para ponerlos, y con muchos apenas juegan unas horas.
Es decir, que hoy en día nos compramos más ropa de la que nos podemos poner, a nuestros niños le compramos más juguetes de lo que son capaces de jugar y tenemos más aparatitos chorra de amazon o aliexpress que rara vez usamos.
¿Por qué?
Pues porque nos lo podemos permitir. Estoy hablando de un «bendito» problema, un problema del primer mundo, pero de un problema al fin y al cabo.
Inconscientemente nos hemos convertido en una sociedad que consume de manera extrema. Muchísimo más de lo que necesita.
Hemos perdido completamente la referencia de lo que es normal, ¿no crees?
Tanto es así que confundimos necesidad con deseo.
Durante este siglo lo que creemos que son nuestras necesidades han cambiado. Se han expandido.
Conforme nuestra riqueza crece, lo que antes era un lujo ahora lo catalogamos como bien de primera necesidad.
No decimos “quiero un móvil nuevo” sino “necesito un móvil nuevo”. Todo porque no tiene 5G, cámara ojo de pez, la batería le dura menos, tiene un arañazo o por cualquier motivo.
En realidad, nuestras necesidades son las mismas que hace 200 años: agua, comida, ropa, refugio, buenas relaciones sociales y poco más.
El iPhone 11 pro no es una necesidad, es un lujo. Un lujo que puede gustarte y quieras comprar (no hay nada de malo en ello), pero un lujo, al fin y al cabo. Lo mismo con la freidora de aceite o el cepillo de dientes eléctrico.
Si estás en tu casa, date una vuelta y mira a tu alrededor: ¿Cuánto de los objetos que ves realmente necesitas? Seguramente pocos.
Con esto no quiero decir que reduzcas tus posesiones a tan sólo 100 objetos como dicen algunos gurús de minimalismo.
Tampoco que abandones tu vida material para retirarte como monje tibetano.
Quiero lanzar una pequeña alerta de algo que me pasa sobre el exceso de consumo, que seguramente te pase a ti también.
Vivimos en piloto automático, así que pararse a analizar el problema y buscar soluciones para consumir mejor tiene un gran impacto en nuestra vida, ya que consumimos constantemente.
Además, no sólo tiene un buen impacto en tus finanzas personales, también en tu salud mental al no estar rodeado de trastos que añaden ruido a tu espacio vital y desorden a tu mente.
Reducir tu exposición es la estrategia ganadora
No somos conscientes de la cantidad de anuncios a los que estamos expuestos.
Estamos completamente bombardeados 24/7.
El número para una persona adulta en Estados Unidos está entre 4.000 – 10.000 al día. Nosotros estaremos en números similares.
Sí, has leído bien. Más de cuatro mil anuncios al día.
Anuncios navegando por internet, en la televisión, en la calle e incluso mucha gente son anuncios andantes llevando camisetas con un logo enorme (aunque esto no cuente en el computo de anuncios diarios).
Y detrás de esos anuncios están los mejores profesionales utilizando las mejores técnicas de psicología y persuasión para crearte deseo de comprar su producto.
Normal que piquemos de vez en cuando…
Te cuento una cosa personal. Desde hace unos 2 años cuido mi salud mental tanto como la física. Al igual que hago con mi cuerpo, pongo atención al detalle de todo lo que puede empeorar mi mente.
Y cuidar mi salud mental también incluye reducir la infoxicación tanto de información de baja calidad como de anuncios:
- Navegar por internet sólo cuando es necesario.
- Utilizar bloqueadores de anuncios tanto en ordenador como móvil.
- No leer periódicos.
- No estoy en grupos de chollos de Telegram.
- Cuidar mucho a quién sigo en mis redes sociales. Silenciar a quien no quiero dejar de seguir pero no quiero leer.
Todo esto me ha dado mucha paz mental. Siéntete libre de copiar los puntos que no estés poniendo en práctica ya.
Las compras que haces por exposición a anuncios son compras impulsivas de cosas que no necesitas.
De nuevo, te repito que hay un equipo de marketing detrás muy bueno estudiando cómo hacer que tú hagas esa compra impulsiva.
Por lo cual, reducir tu exposición a anuncios hace que compres menos posesiones inútiles. Son matemáticas.
Simple, pero poca gente reduce al mínimo su exposición a anuncios. Si tú no lo haces, cuando acabes de leer el recurso es un gran momento.
No consumas más, consume mejor
Las zapatillas más caras que tengo me costaron 15€.
¿Por qué? Porque me las compré por impulso (un amigo me pasó la oferta flash de amazon) y las he usado 2 veces. A 7,5€ me ha salido cada vez que me las he puesto.
En cambio, me compré unas botas para los inviernos austriacos Panama Jack de 140€. Las he usado mucho todos los inviernos, calculo que más de 150 veces. Menos de 1€ cada vez que me las he puesto. Me han salido baratas.
Todo esto quitando la enorme diferencia de calidad, claro está.
Medir el precio en coste por uso te ayudará a decidir mejor. En ropa se ve muy claro, pero puedes extender esta técnica a prácticamente todo.
¿Batidora? Si la vas a usar casi todos los días en la cocina, hay que buscar calidad.
¿Ropa de diario? Que sea cómoda y con un diseño atemporal que disfrutes llevar puesto. Merece la pena gastar más.
¿Libros? No hace falta irte a la tapa dura salvo que sea un libro especial para ti o lo quieras también para decorar. Tapa blanda o formato electrónico sale más barato. Incluso de segunda mano. Aquí sí se puede ahorrar más sin problema.
Este cambio de mentalidad a mi me ha ayudado bastante y seguro que a ti también.
Tener muchas posesiones no sólo te quita dinero, también tranquilidad mental. Abruma ver la casa llena de trastos.
Se acabó el comprar por impulsos y mirar el precio total en lugar del precio por uso.
No quiero tener la casa llena de tonterías de aliexpress, calzado de mala calidad o el nuevo gadget para la cocina de moda.
Quiero tener las posesiones justas y necesarias. Que sean funcionales y de calidad. Y algo me dice que tú también piensas parecido.
Cada domingo envío un email con ideas y recursos potentes para que aprendas a manejar tus finanzas e invertir.