Cómo utilizar la especulación a tu favor

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Hoy vamos a hablar de por qué la especulación no es tan mala como crees y cómo puedes utilizarla a tu favor.

Sí, sé que es un tema controvertido (especialmente por la especulación inmobiliaria) y seguramente pienses que es imposible que la especulación tenga un lado bueno. Pero es un tema con más profundidad de lo que parece y es lo que voy a contarte en este recurso.

La especulación no es tan mala como nos habían contado

El especulador intenta adivinar el precio futuro y los riesgos asociados de algo, con el propósito de sacar un beneficio comprando barato y vendiendo caro.

Sea en la bolsa, en inmobiliario o en las cripto, los especuladores añaden liquidez al mercado. Hay muchos más actores vendiendo y comprando, por lo que si quieres vender tus activos es mucho más fácil encontrar a gente dispuesta a comprarlos al precio actual.

La especulación también reduce la incertidumbre, especialmente en los negocios. Una aerolínea puede comprar combustible en un contrato de futuros para el año que viene si teme que el precio se va a disparar. Lo pagará algo más caro que el precio actual, pero se asegura seguir operando con tranquilidad si el precio se dispara el año que viene.

Otro efecto positivo es que el especulador estabiliza precios. Compra cuando está barato con la intención de vender cuando está caro.

  • Cuando el mercado está inusualmente barato el especulador ve una gran oportunidad de comprar, haciendo que aumente la demanda y suban los precios.
  • Cuando el mercado está inusualmente caro, el especulador ve una gran oportunidad de vender, haciendo que aumente la oferta y bajen los precios.

Y más le vale hacerlo así, porque es la única manera en la que el especulador gana dinero. Son sus incentivos. Cuanto más suavice la curva, más gana.

Sé que esto suena contraintuitivo porque a la especulación se le suele echar la culpa de todo aunque sean un actor más en un escenario complejo, pero sin especuladores los ciclos de precios serían mucho más pronunciados y los precios oscilarían mucho más:

Ahora bien, ¿cuándo puede tener la especulación efectos negativos para el individuo de a pie?

  1. Cuando los especuladores suponen un gran porcentaje frente a los inversores a largo plazo.
  2. Cuando hay un único actor especulando con una enorme cuota de mercado.

En el 1. tenemos como ejemplo el mercado de las criptomonedas. En este mercado los especuladores suponen un gran porcentaje respecto al total, por lo que sus acciones influyen mucho en la volatilidad.

Esa volatilidad no afecta a los inversores convencidos a largo plazo, pero puede hacer dudar a los que están empezando y no soportan fluctuaciones de precio muy grandes.

Normalmente las acciones de un único especulador no tienen influencia en el precio al representar un porcentaje ínfimo. En el caso 2. hablamos de un especulador con una gran cuota de mercado, por lo que sus decisiones sí tienen una influencia real en el precio.

Si una empresa tuviese el 90% de las viviendas de una calle, podría esperar a venderlas cuando haya más demanda y el precio esté más alto.

Si un político local decide que un terreno que no era urbanizable ahora sí lo es, puede multiplicar el precio de las parcelas de ese terreno de la noche a la mañana. Se podría especular con esos terrenos.

Como estamos alejados de las especulaciones de ese calibre, vamos a ver cómo especulamos nosotros mismos en nuestro día a día.

Tú especulas constantemente (como todos)

Ante los confinamientos que impusieron por el coronavirus, la gente corrió a comprar papel higiénico.

Cuando la inflación empezó a dispararse en octubre de 2021, las latas de atún se acumularon en las despensas de los hogares.

Quien compra una vivienda piensa en cómo estará esa zona en 20 años, si crecerá, tendrá buenos servicios y se apreciará su valor o por el contrario es una zona que se está abandonando y su precio está bajando.

La especulación, en un sentido amplio del término, forma parte de nuestro día a día. Nos preocupa el futuro y queremos estar bien preparados frente a él.

Ya te he hablado en otras ocasiones de las oportunidades asimétricas, esas en las que tienes mucho que ganar y poco que perder.

Bien, hoy quiero hablarte de lo contrario. Los escenarios con oportunidades asimétricas negativas, donde un pequeño evento negativo puede desencadenar unos efectos mucho peores de lo que era inicialmente.

Es el mismo escenario de la aerolínea en la anterior sección: una subida en los precios de combustible, aunque sólo fuese durante unos meses, le llevaba a la bancarrota. Por eso le conviene pagar algo más por un precio asegurado que le permita seguir operando con beneficios, aunque ese precio sea superior al que paga actualmente.

Esa prima en forma de diferencia de precio es lo que pagan por acabar con la incertidumbre. Pagar un 5% más por el combustible pero reducir las posibilidades de bancarrota por el aumento de los precios del combustible a 0%.

Hay una lección muy poderosa aquí que podemos trasladar a nuestra situación personal:

Si quieres evitar desastres, tienes que especular

Considero que la incertidumbre puede ser buena en escenarios de asimetría positiva como lanzarse a montar un negocio propio en tu tiempo libre o confesar tus sentimientos a la persona que te gusta.

Son escenarios donde tienes mucho que ganar y aunque un resultado negativo no sea agradable, tampoco cambia mucho tu vida.

Sin embargo, sí debemos protegernos de la incertidumbre en escenarios negativos, como puede ser que una enfermedad te lleve a la bancarrota o que un incendio en tu casa te impida vivir en ella porque no tienes dinero para comprar nuevos muebles y pintarla.

Estos dos escenarios de ejemplo tienen una solución clara, los seguros. Probablemente tú tengas ya varios seguros contratados (estatales o privados): de vivienda, de coche, de desempleo, médico…

Pero hay más escenarios frente a los que nos debemos proteger. Como en el ejemplo de la aerolínea, esto no es más que otro ejercicio de especulación frente a un futuro incierto. En lugar de buscar un beneficio, intentamos librarnos de un perjuicio.

Con una historia me vas a entender mejor:

Conocí a un matrimonio que, a pesar de tener una vivienda principal casi pagada, un buen terreno en el campo con su caseta y piscina, dos coches y dos empleos estables, tuvieron que pedir un crédito rápido porque durante un tiempo no llegaban a fin de mes.

¿Cómo una familia con un patrimonio de más de 250.000€ tiene que acudir a un crédito con intereses altísimos por unos míseros 500€? Al lado de su patrimonio, esa era una cantidad ridícula.

De sus sueldos, tenían que pagar la cuota de la hipoteca, la de los coches, la comida y los gastos de los hijos. Hasta ahí todo bien. Las cuentas cuadraban.

Quisieron hacer una obra en su terreno del campo. Sería cuestión de apretarse el cinturón durante un par de meses. Las cuentas seguían saliendo, pero ya mucho más justas. No había margen.

Pues bien, resulta que durante las obras se les averió el coche que uno de los dos necesitaba para ir a trabajar. Una avería terrible porque era el coche que estaba más viejo. Y ya no salían más las cuentas.

El resultado te lo puedes imaginar: estrés, discusiones familiares, apretarse aún más el cinturón durante unos meses y a pagar a cofidis un interés altísimo porque has jugado con fuego y te has quemado.

La falta de planificación financiera sale muy cara. Y esto es un simple ejemplo que queda en anécdota, pero hay verdaderos dramas por no planificar bien el futuro y que un imprevisto te deje fuera de juego.

¿Cómo evitamos que este tipo de situaciones nos pase a nosotros? Especula con el futuro. Si todo va bien perfecto, pero prepárate para escenarios negativos porque esos son los que de verdad pueden cambiar tu vida y hacerte bajar un varios peldaños.

Piensa que pueden juntarse varios eventos imprevistos y tienes que hacer frente a ellos. ¿Con un crédito? No. Con ahorro que has juntado previamente. Llámalo fondo de emergencia, llámalo hucha, llámalo cuenta ahorro. Pero no los toques salvo un imprevisto:

  • Las vacaciones a Tenerife no son un imprevisto.
  • Comprarte el iPhone 14 no es un imprevisto.
  • Que se te rompa el frigorífico sí es un imprevisto.

No hagas obra en la parcela del campo si no tienes un fondo de emergencia antes. Si el matrimonio del que hablaba antes hubiese leído esto, se habrían ahorrado muchos disgustos.

Tu cantidad en el fondo de emergencia debe ser proporcional al número de imprevistos que te pueden surgir.

A este matrimonio si no era la avería de un coche, era la reforma que se hacía más costosa, la subida del euríbor de la hipoteca de su vivienda habitual o algún electrodoméstico roto. Su fondo de emergencia debe ser bien generoso porque pueden surgir muchos contratiempos.

En cambio, si no tienes personas a cargo, vives de alquiler y no tienes coche, tu fondo de emergencia debe enfocarse por el peor evento financiero negativo que te puede ocurrir: quedarte sin empleo.

De nuevo, te toca especular. Si tienes un empleo estable y encontrarías un nuevo empleo rápido, tu fondo de emergencia no necesitará ser muy grande. Si por el contrario estás encadenando contratos temporales y tienes pocas oportunidades laborales en tu campo, tu fondo de emergencia será mayor.

Recuerda que todo va enfocado a suavizar los momentos malos lo máximo posible, aplanando la curva como los especuladores de la imagen de la primera sección.

Con un fondo de emergencia es como si pusieras tierra en los baches del camino: vas a sentir el bache igual, pero de forma más suave y evitarás pinchar la rueda. Podrás seguir conduciendo.

Así que ya sabes, especula ante el futuro para protegerte frente a la incertidumbre. Que un contratiempo no te deje fuera de juego.

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