Una amiga mía me decía el otro día que meterse en temas de dinero le gustaba tanto como ir al dentista.
Lo entiendo perfectamente, no todo el mundo es un frikazo de las finanzas como yo, que estoy deseando que llegue el día 1 de cada mes para hacer mi balance mensual y ver la evolución de mi patrimonio.
Y claro, como ocurre con el dentista, si no te gusta hacer algo lo vas a posponer todo lo que puedas, aunque sepas que a la larga es muy positivo hacerlo. Pues ella pospone ponerse en serio a manejar su dinero y empezar a invertir. Le he oído ya todo tipo de excusas:
- «Me pondré cuando tenga más dinero…» → Cuando precisamente la gente que más se beneficia de la educación financiera es la que tiene menos dinero.
- «No soy buena con los números…» → Los cálculos que necesitas saber para administrar bien tu dinero mensualmente e invertir a largo plazo son muy básicos.
- «No tengo tiempo…» → Cada mes que pasa sin una correcta relación con el dinero y sin invertir, estás perdiendo dinero.
El caso es que, relacionado con esto, hoy te quería hablar de cómo puedes beneficiarte de la utilidad marginal en tu vida. Y esto no es algo que se aplique sólo a las finanzas, sino en cualquier aspecto de tu vida.
La gente habla mucho de que el interés compuesto es la fuerza más poderosa del universo, pero entender cómo funciona la utilidad marginal para usarla a su favor no se queda atrás.
Me explico más en detalle:
Cuando estás aprendiendo una habilidad, la relación entre las horas que llevas aprendiendo y la utilidad marginal por cada hora extra dedicada es decreciente. Como esto queda algo lioso, lo vas a ver mejor con una gráfica y con un ejemplo:

Si no tienes ni idea sobre nutrición, las veinte primeras horas que le dediques a aprender sobre el tema van a ser extremadamente útiles. Aprenderás los macronutrientes, micronutrientes, qué consejos nutricionales tienen sentido y cuales son un mito, qué necesita tu cuerpo dependiendo de tus objetivos, etcétera.
Con esas veinte horas serás capaz de cubrir prácticamente todo lo que una persona normal debería saber sobre nutrición.
Si dedicas otras veinte horas más, seguro que descubrirás más cosas interesantes, pero también más específicas y aplicables a menos situaciones. Son horas con menos utilidad que las 20 primeras, no les vas a sacar tanto partido.
Bien, esto se aplica a casi todos los ámbitos de la vida: cocinar, ejercicio, nutrición, hablar en público… Y por supuesto la educación financiera.
Las primeras horas que dediques a aprender algo van a ser extremadamente valiosas. Vale, no te vas a hacer un chef profesional con un curso de cocina. Pero de no saber casi nada a haberle dedicado unas decenas de horas, tu habilidades en la cocina se multiplican por 100 (¡la de parejas de suscriptores que me van a agradecer esta newsletter animando a la gente a aprender a cocinar!).
Esa misma filosofía la aplico yo en mi vida. Para lo que me apasiona, la educación financiera, consumo muchísima información y nunca paro de aprender porque es «lo mío». Seguro que tu también tienes uno o varios campos que es «lo tuyo» y a los que le dedicas mucho tiempo para ser un experto consolidado.
Pero para los demás campos (nutrición, hablar en público, ejercicio físico, marketing…) le dedico unas cuantas decenas de horas (quizás uno o dos libros/cursos, no más) a aprenderlas porque son horas con muchísima utilidad.
No seré un experto en esos temas, pero el beneficio que obtengo es enorme. Con unas decenas de horas ya sabes mucho más que la media y puedes notar los beneficios aplicándolo a tu vida diaria.
Aunque no es el mismo concepto, sí que hay un poco de principio de pareto aquí, donde el 80% del conocimiento lo adquieres con el 20% del esfuerzo, es decir, las primeras horas de aprendizaje.
Por eso, si eres como mi amiga y sabes que deberías empezar a manejar tus finanzas e invertir, no lo deberías dejar más tiempo. Estás perdiendo una utilidad marginal muy valiosa.
Y si te interesa aprender educación financiera para mejorar tu relación con el dinero el Manual de Educación Financiera te va a ayudar.
El Manual se compra desde el lado más racional del cerebro, no desde el más emocional:
Por supuesto que crear un patrimonio que te dé más libertad económica y te haga dueño de tu tiempo es excitante.
Y que dado que el sistema de pensiones está quebrado y no para de reformarse (bajando el poder adquisitivo de los pensionistas y subiendo la edad de jubilación), aprender a invertir ya no es sólo una buena idea, sino que es obligatorio si quieres tener una buena calidad de vida en el futuro.
Pero si digo que es una decisión racional, es porque si entiendes el concepto de utilidad marginal, sabes que dedicarle 10-20 horas a aprender todo lo que tienes que saber sobre el dinero es una decisión inteligente. Que lo tienes que hacer una vez (aunque seas como mi amiga y hablar de dinero te resulte tan divertido como ir al dentista), le dedicas unas decenas de horas y ya disfrutas los beneficios toda la vida.
Eso sí, el Manual es para gente que le va a dedicar esas 10-20 horas y va a hacer los ejercicios accionables que hay en las lecciones. Si lo vas a comprar y lo vas a dejar parado, pensando en que ya lo harás y desperdiciando tiempo que podrías estar rentabilizando… no lo compres porque no te merece la pena.
Mañana hablaremos sobre carteras de inversión, sobre un error fundamental en el que mucha gente (la mayoría) cae al diseñar su cartera.